ENERGÍAS RENOVABLES

Hay países que ya comenzaron con los cambios radicales en sus costumbres diarias. Los ciudadanos asumen un rol fundamental al momento de tomar decisiones.  Aquí la experiencia de Fabrizio Fronza, un Ingeniero Agrónomo que se ocupa de temas vinculados a los espacios al aire libre para la Provincia Autónoma de Trento, Italia. Ha trabajado en proyectos ambientales en el Chaco, Argentina.

Es docente en el Master de  Paisajes y Jardines en la Universidad  IUAV, Venecia, Italia.

Autor de publicaciones sobre los temas de paisajes, jardines y agricultura.

Algunas pequeñas cosas que podemos hacer para mejorar el medio ambiente y nuestra calidad de vida.

Energía solar

La energía solar que nuestra estrella envía a la Tierra es aproximadamente diez mil veces mayor que la utilizada por la humanidad y se estima en algo como 1.3 Kw / m2. Una gran cantidad de energía que solo ha sido parcialmente capturada por los sistemas fotovoltaicos en los últimos años. Estos sistemas tienen la ventaja de no tener impactos visuales, de ser relativamente baratos y de poder distribuirse en puntos distintos de la red. Las nuevas baterías, cada vez más eficientes, nos permiten almacenar la energía producida cuando no es conveniente conectarse a la red.

Durante algunos años, la instalación de los sistemas fue apoyado sobre la base de un programa europeo llamado conto energía. Desde el 2005 al 2013, se activaron cinco programas de incentivos diferentes en la Ley de Energía, en condiciones, aparentemente, cada vez menos favorables para los usuarios. Esto puede parecer extraño, pero en realidad las previsiones, que posteriormente se hicieron realidad, supusieron que los incentivos reducirían progresivamente los costos de las plantas. A esto se agregaron otras contribuciones estatales, en términos de exención de impuestos, para sufragar los costos de instalación de los paneles.

En nuestra familia hemos creído en esta idea desde el principio e invertimos casi 18,000 euros hace 12 años para una planta de poco menos de 3 kW.

Nuestra experiencia

Gracias a las medidas de devolución de impuestos, en 10 años, el 50% de la inversión se devolvió a través de la deducción de impuestos. Además, hemos firmado un contrato de venta con una empresa pública que nos reconoce € 0,445 por cada kWh vendido. Hoy hemos alcanzado una cuota de producción de energía de más de 27,000 kWh. Las entradas, sumadas a los montos devueltos por el Estado en 10 años, han amortizado completamente la inversión y ahora recaudamos una ganancia neta de aproximadamente 1000 €/ año.

Paralelamente, hemos convertido casi todos los electrodomésticos de la casa; el lavarropas y el lavavajillas después de 25 años de funcionamiento los reemplazamos por otros nuevos de bajo consumo. Hemos cambiado todas las bombitas que ahora son de LED. La vieja heladera aún funciona, pero cuando llegue el momento de cambiarla, se reemplazará por una más eficiente de energía.

De esta forma, hemos reducido el consumo de energía de más de 3000 kWh a aproximadamente 2000 kWh / año.

Siguiendo esta línea, el año pasado cambiamos el viejo automóvil Diesel por uno nuevo híbrido Plug in. También en este caso, el consumo de combustible se ha reducido de 6.5 litros / 100Km a aproximadamente 1.5 / 2 litros / 100Km; en términos económicos, los costos operativos disminuyeron en un 60%. Para cargar las baterías utilizamos energía renovable.

Fotovoltaica en Italia hoy

Ahora el costo de los sistemas fotovoltaicos ha disminuido significativamente. Para una solución similar a la nuestra, una familia gasta alrededor de € 6,000.

Debido a su posición, Italia es un país que recibe mucha energía del sol durante todo el año; gracias también a los incentivos en nuestro país, se instalaron más de 820,000 sistemas fotovoltaicos (datos oficiales a fines de 2018) que permitieron superar el umbral de 20,000 MW de potencia.

La mayoría de las plantas son pequeñas dentro de 20 KW y están conectadas a la red de bajo voltaje, porque la ley permite a las personas instalar plantas de hasta 20 KW. En muchos casos, la instalación de la energía fotovoltaica también coincidió con el saneamiento de las coberturas de Eternit, un material de techo muy peligroso porque contiene fibras de asbesto.

En Italia, la proporción de energía producida a partir de fuentes renovables, incluida la eólica, hidroeléctrica, etc. es casi el 20%. Sin embargo, algunos países como Montenegro y Finlandia han excedido el 40% y Suecia el 55% (fuente Eurostat 2017).

Referencias

Primera cuenta de energía:

Directiva de la Comunidad Europea para fuentes renovables (Directiva 2001/77 / CE),

Aprobación del Parlamento italiano con decreto legislativo n. 387 de 2003.

Actualmente (2020), los incentivos estatales apuntan a mejorar la eficiencia energética y producir energía térmica a partir de pequeñas plantas renovables. Se prevé ayuda para las administraciones públicas, empresas y particulares por un total de 900 millones de euros / año.

Gracias a la cuenta térmica, es posible mejorar el rendimiento energético de los edificios, reduciendo el consumo.

En conclusión, las políticas energéticas europeas están ayudando a los ciudadanos a lograr una mejor calidad de vida, reduciendo las emisiones y ahorrando dinero.

Más información en:

https://www.gse.it/servizi-per-te/efficienza-energetica/conto-termico

(italiano e inglés)

La responsabilidad es un valor propio de la persona, que le permite reflexionar, administrar, ubicar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral. La adjetivación “ciudadana” supone orientar ese valor hacia el campo de las actitudes cívicas. El concepto de responsabilidad ciudadana deviene, pues, más allá del estricto sentido jurídico de la responsabilidad, como el proceso de desarrollo de una actitud proactiva de pertenencia a una comunidad y de reconocimiento de las obligaciones que, como ciudadanos, se tiene respecto de la sociedad de la que formamos parte. Impulsar el valor de la responsabilidad ciudadana facilita mantener el papel activo y responsable de los ciudadanos frente a la individuación y la apatía democrática de la que se alimentan los totalitarismos.